A veces las calles enmudecen
sin los pasos esquivos de los transeúntes
anónimos personajes dispares
de alhajadas muñecas taconeando sus valses...
Vendedores ambulantes y poetas
vuelven sus miradas en las calles
como espadas ardientes
o crucifijos solapados...
Luego sobre las calles y sus veredas
caen los atardeceres
y los faroles se encienden como luciérnagas aceradas.
Yo miro a los desconocidos desde mi ventana
y me pierdo en las alturas del anonimato
viendo enmudecer las calles
todo se devanece hacia su propio destino...
Hoy estoy en otro escenario y no soy la misma
tal vez como vos, que ya no sos el mismo
mientras el ruido de la calle
turba el sigilo de nuestro devaneo
y lo encubrimos honrando nuestros enigmas...
El mutismo de la noche
va cayendo lentamente sobre Montevideo,
se apodera de mi calle y mi conciencia
en el adagio de finas horas que dibujamos
cuando el sosiego se instala para recordarte...
by Lilian Viacava Dama de la Poesía
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