donde impúdica me tiendo a esperarte
entregada sin recato
saboreando el durazno de tu lengua
que me habla y que me liba
la esencia que destilan mis flores...
tras tu exánime cuerpo de jinete
perpendicular en el ángulo gris de la tiniebla
vamos cayendo en la ciénaga
del pecado perdonado.
Mariposas moteadas emergen de la noche
en la espuma voraz provocadora
desde el sudor azul de la corola
donde tus labios posas.
me das de tu brebaje entre las sombras
luego las flores se duermen en mi cama.
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