tu figura inaudita se funde en la mía
añorando el fragor del amor y codicia.
Mientras tanto se muere en silencio la senda
de loa mustios hastíos.
Y apareces
por calles señeras tranquilas,
terracotas y luces te guían
penetrando mi carne cual las aves que anidan.
Una fuente de agua mendiga monedas
y en notas pedimos deseos
¡Y que yo no me rinda!
Tú caminas pensando
y en las bancas hay niños que saltan y brincan
y yo escucho sus risas.
Nadie sabe el enigma... Caminamos sin prisa.
Se preguntan las aves
hacia adonde es que vamos
entre tantos
abismos.
Mientras tanto deseamos futuros inciertos
de auroras boreales
las que vamos creando
entre sueños augustos
donde moran serenas las poesías perdidas.
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